Playa de Baracoa, 7 de septiembre de 1960
Sr. Ventura Luis
La Lisa
Mi querido amor:
En estos momentos me desperté a orar y me acordé que podía escribirte y mandarte la carta con Benigno; esto es para que veas que cuando se quiere no hay nada imposible.
Mi amado, anoche salí de tu lado con mi corazón partido, pues yo deseaba hablar contigo, pues cuando dos personas se aman de verdad, sólo con verse de cerca es lo suficiente. Yo no sé que me pasa contigo, siento tanto amor por ti que todo lo mejor lo quiero para ti.
Anoche, cuando veníamos, estábamos comentando los trabajos que pasan los novios en la iglesia, y que lo que debíamos hacer es casarnos de una vez, pero no vamos a desesperarnos, vamos a tener paciencia para las cosas, que un día no habrán imposibles.
Dice Luis que por qué tú no vienes acá a La Playa a hablar conmigo, que un día puedes pedirle permiso al apóstol y vienes a verme, pero yo le dije que eso no lo ve correcto el apóstol, y que a ti seguro tampoco. Dime si estás triste porque me voy tan lejos; recuerda, mi vida, que son nada más que 6 meses que pasan rápido.
Amor mío, perdóname si no te traté mejor, pero tú sabes comprender las cosas. Todo el día teníamos que estar separados, pero mi deseo hubiera sido estar todo el día junto a ti.
Óyeme, Elvio Pardo venía de lo más bravo anoche porque no pudo hablar con Gina.
Te diré que hasta el domingo, si Dios quiere, vamos a estar aquí, así es que si deseas verme y hablar, ven. Puedes escribirme a aquí mismo, pues dice Luis que a cada rato vamos a estar aquí.
Recuerda que me levanté a escribirte oscuro todavía. Yo siento deseo de decirte muchas cosas más, pero quisiera hacerlo con obras. Perdona la letra, pues la pluma está regando tinta.
Con todo el amor me despido de ti, esperando tu carta. Quien te quiere con el alma, tuya,
Lucía González
Notas: Dice Lolita que cuando nos casemos vamos a hablar toda la vida. Yo necesito tu compañía para sentirme feliz del todo. Me embarré las manos de tinta, ven para que me las limpies. Te quiere,
Lucía
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